martes, mayo 23, 2006

Devocional # 3

Juan 3:1-36 Escucha el audio Mp3 del Evangelio segun Juan 3

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3 Comments:

At 6:06 p. m., Blogger Andres Gomez said...

Cometario biblico:
3.1 Nicodemo era fariseo y miembro del concilio (llamado Sanedrín), un grupo de líderes religiosos que Jesús y Juan el Bautista criticaron a menudo por su hipocresía. Muchos fariseos estaban celosos de Jesús porque socavaba su autoridad y rebatía sus puntos de vista. Pero Nicodemo indagaba y creía que Jesús tenía respuestas. Aunque era un erudito, fue a Jesús para instruirse. No
importa cuán inteligente o educado uno sea, debe acercarse a Cristo con un corazón abierto y dispuesto a fin de que le enseñe la verdad acerca de Dios.
3.1ss [..] Como Nicodemo, debemos examinar a Jesús personalmente; otros no lo pueden hacer en nuestro lugar. Luego, si creemos que es lo que Él dice ser,
querremos hablar en público a su favor.
3.3 ¿Qué sabía Nicodemo acerca del Reino? Por las Escrituras sabía que Dios lo regiría, que lo restauraría en la tierra y que pertenecería al pueblo de Dios. Jesús reveló a su devoto fariseo que el Reino sería para todo el mundo (3.16), no solo para los judíos, y que Nicodemo podía pertenecer a él si personalmente nacía de nuevo (3.5). Este era un concepto revolucionario: el Reino es algo personal, no nacional ni étnico, y para entrar en él se requiere arrepentimiento y renacimiento espiritual. Jesús más tarde anunció que el reino de Dios está en el corazón de los creyentes mediante la presencia del Espíritu Santo (Lucas 17.21).
3.5, 6 «De agua y del Espíritu» quizás se refiera (1) al contraste entre el nacimiento físico (agua) y el nacimiento espiritual (Espíritu), o (2) a ser regenerados por el Espíritu y
renacidos por el bautismo. El agua también podría representar la acción limpiadora del Espíritu Santo de Dios (Tito 3.5). Sin duda, Nicodemo debe haber
estado familiarizado con las promesas de Dios en Ezequiel 36.25, 26. Jesús explica la importancia del nuevo nacimiento espiritual, manifestando que no
entraremos al Reino por ser buenos, sino por experimentar ese nuevo nacimiento.
3.6 ¿Quién es el Espíritu Santo? Dios es tres personas en una: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios se hizo hombre en Jesús a fin de morir por
nuestros pecados. Resucitó de la muerte para ofrecer salvación a todos mediante la renovación espiritual y el nuevo nacimiento. Cuando Jesús ascendió al cielo,
su presencia física dejó la tierra, pero prometió enviar al Espíritu Santo al grado que su presencia espiritual continuaría entre los seres humanos (véase
Lucas 24.49). [..] En los tiempos del Antiguo Testamento el Espíritu Santo dotaba de poder a ciertas personas y solo por asuntos determinados, pero ahora
todos los creyentes tienen el poder del Espíritu Santo a su disposición.
3.8 Jesús explicó que no podemos controlar la obra del Espíritu Santo. Él obra de maneras imprevisibles o incomprensibles. Así como uno no pudo controlar su nacimiento físico, tampoco podrá controlar su nacimiento espiritual. Es un regalo de Dios, dado por el Espíritu Santo (Romanos 8.16; 1 Corintios 2.10–12; 1 Tesalonicenses 1.5, 6).
3.10,11 Este maestro judío conocía muy bien el Antiguo Testamento, pero no había entendido lo que decía del Mesías. Conocimiento no es salvación. Debiera usted conocer la Biblia, pero algo mucho más importante es entender al Dios que revela y la salvación que ofrece.

 
At 6:08 p. m., Blogger Andres Gomez said...

3.14, 15 Mirar a Jesús en busca de salvación tiene los mismos efectos. Dios nos preparó este modo de ser salvos de los efectos mortíferos de la «mordedura» del
pecado.
3.16 Todo el evangelio se centra en este versículo. El amor de Dios no es estático ni egoísta, sino que se extiende y atrae a otros a sí. Dios establece aquí el verdadero molde del amor, la base de toda relación de amor. Si uno ama a alguien profundamente, está dispuesto a darle amor a cualquier precio. Dios pagó, con la vida de su Hijo, el más alto precio que se puede pagar. Jesús aceptó nuestro castigo, pagó el precio de nuestros pecados, y luego nos ofreció una nueva vida que nos compró con su muerte. Cuando predicamos el evangelio a otros, nuestro amor debe de ser como el suyo, y estar dispuestos a renunciar a nuestra comodidad y seguridad para que otros reciban el amor de Dios como nosotros.
3.16 Muchas personas rechazan la idea de vivir para siempre porque
viven vidas tristes. Pero la vida eterna no es la extensión de la miserable vida mortal del hombre; vida eterna es la vida de Dios encarnada en Cristo que se da
a todos los que creen como garantía de que vivirán para siempre. En esa vida no
hay muerte, enfermedad, enemigo, demonios ni pecado. Cuando no conocemos a Cristo, tomamos decisiones pensando que esta vida es todo lo que tenemos. En
realidad, esta vida es solo el comienzo de la eternidad. Empiece, por lo tanto, a evaluar todo lo que le sucede desde una perspectiva eterna. «Creer» es más que una reflexión intelectual de que Jesús es Dios. Significa depositar nuestra confianza en Él, que es el único que nos puede salvar. Es poner a Cristo al
frente de nuestros planes presentes y nuestro destino eterno. Creer es confiar
en su palabra y depender de Él para cambiar. Si nunca ha confiado en Cristo, haga suya esta promesa de vida eterna y crea.
3.18 Muchas veces la gente trata de salvarse de lo que teme poniendo su fe en cosas que tienen o hacen: buenas obras, capacidad o inteligencia, dinero o posesiones. Pero solo Dios puede salvarnos de lo que en verdad debemos temer: la condenación eterna. Confiamos en Dios reconociendo la insuficiencia de nuestros esfuerzos por alcanzar la salvación y pidiéndole que haga su obra en nuestro favor. Cuando Jesús habla acerca del «que no cree», se refiere a quien le rechaza por completo o hace caso omiso de Él, no al que tiene dudas momentáneas.
3.19-21 Muchas personas no quieren que sus vidas queden expuestas a la luz de Dios porque temen lo que esta pueda revelar. No quieren cambiar. No se sorprenda de que personas así se sientan amenazadas por el deseo suyo de obedecer a Dios y hacer lo que es bueno. Temen que la luz que hay en usted ponga al descubierto algo oscuro en sus vidas. No se desanime. Manténgase en oración por ellas para que comprendan que es mejor vivir en la luz que en la oscuridad.
3.25ss Algunas personas buscan puntos discrepantes para sembrar semillas de discordia, descontento y duda. Juan el Bautista terminó esta discusión teológica hablando de su devoción a Cristo. Es contraproducente forzar a otros a que crean como nosotros. Es mejor hablarles de nuestra entrega personal a Cristo y lo que Él ha hecho por nosotros. Después de todo, ¿quién puede refutarnos eso?

 
At 6:09 p. m., Blogger Andres Gomez said...

3.26 Los discípulos de Juan el Bautista estaban confundidos porque la gente seguía a Jesús y no a Juan. Es fácil que nuestros celos germinen cuando aumenta la popularidad del ministerio de otra persona. Sin embargo, debemos recordar que nuestra verdadera misión es lograr que las personas sigan a Cristo y no a nosotros.
3.27 ¿Por qué Juan el Bautista siguió bautizando después que Jesús entró en escena? ¿Por qué no se convirtió también en discípulo? Juan explicó que como Dios fue el que le dio este trabajo, debía continuarlo hasta que lo llamara a hacer otra cosa. El propósito principal de Juan era conducir la gente a Cristo. Aunque Jesús ya había comenzado su ministerio, Juan podía seguir guiando la gente a Jesús. 3.30 La disposición de Juan a menguar en importancia muestra su humildad. Los pastores y otros cristianos pueden sentirse tentados a enfatizar más el éxito de su ministerio que a Cristo. Cuídese de los que ponen más énfasis en sus logros que en el Reino de Dios.
3.31-35 El testimonio de Jesús era confiable porque vino del cielo y hablaba de lo que vio allí. Sus palabras eran las mismas de Dios. Toda su vida espiritual depende de cómo responde a una sola pregunta: «¿Quién es Jesucristo?» Si acepta a Jesús únicamente como un profeta o un maestro, tendrá que rechazar su enseñanza, puesto que Él declaró que era el Hijo de Dios, incluso que era Dios mismo. La esencia del Evangelio de Juan es la verdad dinámica de que Jesucristo es el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador, el que fue desde el principio y seguirá viviendo para siempre. Este mismo Jesús nos ha invitado a aceptarlo y vivir con Él eternamente. Cuando entendemos quién es Jesús, nos sentimos compelidos a creer lo que dijo.
3.34 El Espíritu de Dios estaba sobre Jesús sin límite y sin medida. Por lo tanto, Jesús fue la suprema revelación de Dios a la humanidad (Hebreos 1.2).3.36 Jesús dice que todo el que cree en Él tiene (no dice que tendrá) vida eterna. La vida eterna se recibe cuando uno se une a la vida de Dios, la cual por naturaleza es eterna. Así que la vida eterna comienza en el momento del nacimiento espiritual.3.36 Juan, el escritor de este Evangelio, demostró que Jesús es el verdadero Hijo de Dios. Establece ante nosotros la gran alternativa en la vida. A nosotros nos toca elegir hoy a quién obedeceremos (Josué 24.15) y Dios quiere que lo elijamos a Él (Deuteronomio 30.15–20). Postergar nuestra elección es decidir no seguir a Cristo. La indecisión es una decisión fatal.

Barton, Dr. Bruce B., Editore, Biblia del Diario Vivir, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1996.

 

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